Todos los años, ocho millones de toneladas de plástico terminan en los océanos. Un material que tarda siglos en desaparecer, alterando el ecosistema submarino. En Chile, un equipo de investigadores parece haber encontrado una prometedora solución, que de masificarse en el comercio, podría reducir cuantiosamente la cifra de plásticos que hoy se encuentran en el mar.
El equipo de emprendedores enfocaba sus investigaciones en la búsqueda de un detergente biodegradable, cuando en el proceso descubrieron la fórmula que dio origen a la innovación de la que todos hoy hablan en Chile: Solubag es el nombre de las bolsas que en tan solo cinco minutos se disuelven en agua. La razón, una fórmula química a base de PVA, es decir, alcohol de polivinilo, una sustancia que la hace soluble al agua. Roberto Astete y Cristián Olivares son los emprendedores que han liderado el proyecto. Tras la aprobación de los componentes utilizados para la creación de Solubag por la FDA en Estados Unidos, los profesionales están en posición de comercializar el producto. Su misión, según ellos mismos relatan, es incorporar el uso de Solubag en las grandes cadenas de supermercados para incentivar el uso de estas bolsas, contribuir con el medioambiente y posicionarse como ejemplo en la región. Con la colaboración de la Fundación «Imagen de Chile», los emprendedores han podido dar a conocer su producto en diferentes países. En las giras, Astete y Olivares detallan que hasta la fecha hay dos tipos de bolsas. Una de plástico que se disuelve en agua fría, y una de tela, soluble en agua tibia. Esta innovación les ha valido el premio Singularity University Chile 2018 como emprendimiento catalizador de cambio, lo que se tradujo en una pasantía en Silicon Valley que los emprendedores realizaron durante el mes de septiembre.
Reportaje publicado originalmente en DW, el 5 de enero de 2019
Puedes ver el reportaje haciendo click aquí