La “nueva normalidad” nos obliga a cuestionarnos el alcance actual de nuestro negocio y construir nuevas capacidades para seguir siendo relevantes en el futuro.
“Adaptarse rápido” parece ser la frase más repetida en los últimos tres meses. En el ámbito de los negocios implica cambiar, transformarse y mover nuestra empresa posiblemente fuera de las fronteras “naturales” de nuestra industria. Hoy los límites en los cuales competimos parecen no ser tan rígidos como hace 10 o 20 años. Sus fronteras son difusas. Compañías, sobre todo de base tecnológica, compiten en ámbitos que muchas veces van más allá de lo que su negocio “debería ser”. Permanentemente modifican las componentes de su modelo de negocio y su alcance. No desde lo que saben hacer. Sino desde lo que sus clientes necesitan.
Un buen ejemplo es Shopify. Comenzó en 2004 como una plataforma para que pequeños comercios pudieran crear su propio e-commerce y comenzaran a vender online en solo un par de horas. Hoy cuentan con más de un millón de tiendas en 175 países del mundo. Sus ventas en el primer trimestre del año crecieron más de un 50% con respecto a igual periodo del año anterior. También la puesta en marcha de sus planes de transformación. Su propósito: entregarle más herramientas a pequeños comercios para que puedan competir de igual a igual con los grandes e-commerce globales.
La primera jugada, en junio de 2019, fue crear una una red y servicios de logística para optimizar los tiempos de despacho de sus clientes. Como tenían en línea cientos de miles de tiendas alrededor del mundo, las agregaron en una aplicación donde se pueden encontrar todos los productos vendidos por los comercios clientes de Shopify. Se transformaron de un día para otro en un rival directo de Amazon. La última semana de mayo de 2020, anunciaron la decisión de transformarse en una compañía de servicios financieros, poniendo a disposición de sus clientes acceso a medios de pago y financiamiento. En cuestión de años Shopify pasó de ser un sitio para construir e-commerce, a transformarse en una plataforma digital que compite con Amazon, Alibaba y Mercado Libre en la oferta de productos online, y a un proveedor de servicios financieros que competirá con plataformas de pagos y la banca en todos los países donde opera. Al mismo tiempo, “blindó” la relación con sus clientes al ofrecerles un abanico de soluciones mucho más amplio que solo crear un e-commerce. Simplemente brillante.
El constante juego entre las medidas sanitarias para evitar la propagación del virus y el impacto de esas medidas en la economía y el comportamiento de las personas está provocando altos niveles de incertidumbre en prácticamente todos los sectores de nuestra economía. Esta “nueva normalidad” nos obliga a cuestionarnos el alcance actual de nuestro negocio y construir nuevas capacidades para seguir siendo relevantes en el futuro. ¿Qué podemos aprender de la estrategia que ha seguido Shopify? Primero, a adaptarse desde las (nuevas) necesidades de los clientes y no desde los productos actuales con que uno o la competencia ya cuenta. Segundo, construir una serie de nuevos productos y servicios complementarios para blindar la relación con los clientes. Rápido, antes de que otro lo haga por uno.
Columna originalmente publicada por El Líbero el 16 de junio de 2020 aquí