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La revolución AgriTech

Nuestro país es líder global en exportación de alimentos, siendo número uno en más de 10 categorías. Entre ellas; cerezas, arándanos y ciruelas. Las exportaciones de alimentos pasaron de US$12 mil millones en 2010 a los US$19 mil millones esperados para 2018. Si se mantiene esta tasa de crecimiento podríamos duplicar nuestras exportaciones de alimentos en solo 12 años. Con cada vez menos tierra cultivable disponible, menor disponibilidad de mano de obra calificada y mayor escasez de agua, la industria requiere de un salto importante en productividad. Incorporar más y mejor tecnología al campo. 

En el mundo estamos viviendo una revolución AgriTech. En los últimos 5 años han surgido más de 10 fondos especializados en el sector. Solo el año pasado fondos de capital de riesgo invirtieron más de US$10 billones en empresas de tecnología relacionadas con la agroindustria. Incluso grandes empresas se embarcaron en grandes inversiones como Mitsui, Monsanto, John Dyer, DowDupont y Syngenta a través de sus propios fondos de capital de riesgo corporativo.

A diferencia de lo que pasa en otras industrias, startups AgriTech buscan colaborar y transformarse en proveedores de tecnología. No buscan competir o quitar mercado a los actores establecidos. Existen más de 100 startups desarrollando tecnología en diferentes ámbitos: sensores, data analytics, robótica, riego inteligente, entre otras. Por ejemplo; Blue River, startup de Silicon Valley que busca el desarrollo de equipos inteligentes para la agricultura del futuro; Arable, startup con base en New Jersey con dispositivos conectados a internet que permiten medir más de 40 variables del campo relevantes para la toma de decisiones; y Conecterra, startup holandesa que busca a través de sensores y algoritmos de machine learning proveer de información en tiempo real sobre el comportamiento y el estado individual de cada uno de los animales de una granja.

Chile no es la excepción. Existen por lo menos 10 startups desarrollando tecnología para la agroindustria. Entre ellas Agrobolt, Instacrops y Wiseconn. A pesar de la gran cantidad de problemas que quedan por resolver en el sector y las constantes presiones medioambientales, hídricas y de disponibilidad de mano de obra, a estas startups les ha costado entrar al mercado. Las razones son varias: brecha generacional, baja adopción de tecnología por parte de la agroindustria, y una más relevante: lo bien que le ha ido a la industria agrícola en los últimos 10 años. Esto último, acompañado de un aumento constante en el volumen de nuestras exportaciones, acompañado de un ciclo de altos precios de los commodities y actualmente un precio del dólar alto, han generado que la incorporación de tecnología se vea como algo no urgente.

Se espera que de aquí al 2050 la población total del planeta alcance los 10 mil millones de habitantes. Con un mayor nivel de ingreso per cápita el consumo de alimentos aumentará en volumen y en nivel de sofisticación. No podemos seguir presos de los mismos paradigmas y métodos que llevaron a la industria hasta donde está hoy. Sin duda ha sido un buen trabajo, pero no es suficiente para dar el siguiente paso. Para lograr duplicar nuestras exportaciones de alimentos en los próximos 12 años necesitamos dar un salto significativo en productividad. En un mundo en constante cambio, el mayor riesgo es no tomar ningún riesgo.

Columna originalmente publicada en Economía y Negocios de El Mercurio el 10 de septiembre de 2018