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Grandes empresas + Startups: La innovación viene de a dos

Si hace unos años conectarse con startups era visto como un “deseable” hoy ha pasado a ser un imprescindible de toda estrategia de innovación corporativa bien pensada. El mundo startup le entrega a las grandes corporaciones velocidad, flexibilidad y acceso a talento que difícilmente se emplearía en una empresa tradicional. Conectar los desafíos de una corporación con las capacidades de emprendimientos es una alternativa válida para que cualquier empresa pueda avanzar en la hoy tan deseada transformación digital de sus negocios.

El mes pasado IKEA sorprendió al mercado con la compra de la startup TaskRabbit.com. La razón: la tendencia a la baja del concepto DIY (Do It Yourself) y la oportunidad de acceder a la red de más de 50 mil maestros free-lance inscritos en la plataforma. Esta compra es en realidad una enorme adquisición de talento emprendedor, que le va a permitir a IKEA competir de mejor forma con empresas como Amazon, que nacieron digitales.

Otro ejemplo es la reciente compra de Volvo de la startup Luxe, el “Uber de los valet parking”. Con esta adquisición, la automotora busca reforzar su transformación digital, adquiriendo y contratando un equipo de expertos digitales que construyó una empresa de tecnología desde 0, lo que le va a permitir de forma rápida integrar nuevos servicios digitales a sus autos. 

Este fenómeno afortunadamente también está ocurriendo en Chile. Por ejemplo, el grupo Engie (ex GDF Suez) en Chile decidió abrir Engie Factory, su primera aceleradora corporativa de startups, experiencia pionera en Latinoamérica. En los últimos dos años han invertido en tres startups y desarrollado desde cero -basados en un modelo absolutamente revolucionario- siete startups relacionadas al mundo de la energía. La apuesta de ellos es simple, y sin duda difícil de cumplir: desarrollar negocios digitales que en el futuro puedan representar una parte importante de sus negocios. Innovando antes de que otro nuevo actor lo haga por ellos. 

Imaginemos por un minuto si tuviéramos una masa crítica relevante de grandes corporaciones presentes en Chile invirtiendo y repensando sus negocios de esta forma. Transformaríamos rápidamente nuestro ecosistema de innovación y emprendimiento, inyectando no solo capital, sino que también nuevas oportunidades de negocio para cientos de startups. Con un beneficio claro para el mundo corporativo: entrar aceleradamente al mundo digital, de la mano de nativos digitales.

Lamentablemente, la gran mayoría de las empresas de Chile no ha tomado la iniciativa de crear, colaborar, integrar o incluso adquirir participación en startups. Las razones:

·     No cuentan con Fondos de Capital de Riesgo Corporativos, como si lo tienen empresas globales como Google, Disney, Intel y Amazon por nombrar algunas, con equipos especializados en buscar, evaluar e invertir en startups. En Estados Unidos son más de 100 empresas las que han decidido crear sus propios fondos de capital de riesgo corporativos (CVC). Solo durante el 2016 invirtieron en conjunto más de USD$16 mil millones en 750 adquisiciones de emprendimientos. En el caso de Chile, solo un par de empresas han construido sus respectivos CVC. Una gota de agua en el océano.

·     Desconocen cómo integrar startups a sus negocios. Buscar es fácil. Cualquier empresa puede hacer una convocatoria a emprendimientos y estos van a llegar. Pocos se pueden resistir a la promesa de colaborar con una gran empresa. De esto en Chile hemos visto muchísimo, pero con prácticamente nulo impacto. ¿Por qué? Lo difícil no está en buscar y evaluar startups. El verdadero desafío está en integrar a estos emprendimientos a los negocios de una gran empresa. La desconfianza, el choque cultural e incluso la diferencia de edad entre gerentes y emprendedores dificultan que esto ocurra. Erróneamente las compañías tienden a ver a las startups como un proveedor más de tecnologías, simplemente esto no es así, porque es una empresa en desarrollo. En búsqueda de su modelo de negocio y de su market-fit. Es bien probable que para colaborar con un emprendimiento sea necesario “prepagar” parte importante del servicio o tecnología que ésta entrega como forma de financiar el desarrollo y/o customización a las necesidades específicas de la empresa. Lamentablemente en Chile son pocos los gerentes que se atreverían a hacer algo así.

·     Viven en el mundo de los “bricks and mortar”. Como no nacieron digitales, no entienden las lógicas de cómo lograr un crecimiento exponencial. De cómo construir plataformas e interfaces que les permitan escalar el negocio a bajo costo. Siguen tratando de resolver sus problemas haciendo más de lo mismo. La pregunta que toda empresa debiera hacerse es: ¿Cómo me transformo en una empresa de tecnología? Startups como la chilena-mexicana CornerShop, comunidad de delivery a domicilio de compras de supermercado, se definen como compañías de tecnología, más allá de para lo que puntualmente utilizan esas tecnologías. Esto les da una flexibilidad enorme para enfrentarse a todo nuevo desafío de negocio, porque su principal capacidad es el desarrollo (rápido) de nuevas tecnologías para resolver todos los problemas que se les presentan. ¿Cuántas empresas tradicionales pueden decir lo mismo? La mayoría de las compañías en Chile sigue viviendo en el ámbito de lo físico, siendo meros espectadores de la revolución digital que está cambiando el mundo.

La evidencia muestra que actores globales tecnológicos como Google, Apple y Facebook desde sus inicios han invertido en la adquisición de startups para complementar y potenciar sus negocios. Solo estas tres empresas han adquirido más de 300 startups en los últimos 10 años.

Una meta razonable para Chile: 100 grandes empresas con un Fondo de Capital de Riesgo Corporativo de “solo” US$1 millón cada una. Aumentaríamos significativamente la inversión anual de capital de riesgo en Chile y al mismo tiempo la probabilidad de éxito (y supervivencia) de cientos de startups. Toda empresa debe cuestionar profundamente su estrategia de innovación, abriéndose a colaborar activamente con el mundo startup. La evidencia muestra que es un muy buen negocio.

Columna originalmente publicada en Economía y Negocios de El Mercurio, el 26 de octubre de 2017