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Desempleo en Chile y el ejemplo de Alemania

En el año 2008 comenzó una de las mayores crisis económicas en el mundo. En España el desempleo superó el 23% en el primer trimestre de 2011 y a la fecha aún se mantiene sobre el 20%. En el año 2011, Alemania llegó a una tasa de desocupación de solo un 5,7%, actualmente esta en un 4,5%. Bajísima en comparación a España y al resto de los países de la Comunidad Europea. ¿Por qué a Alemania parecen no afectarle los factores externos que si afectaron a España en el mismo periodo? En Alemania existe una masa crítica de empresas altamente innovadoras, que crean valor a nivel global y como consecuencia más y mejores empleos. En prácticamente todas las industrias, creativas y de alto valor agregado, son top 10 a nivel mundial. Audi, Mercedes Benz, Miele, Siemens, Bayer, Adidas son parte de una serie de empresas que nacieron en Alemania y hoy son referentes a nivel global. Recordemos además que Alemania quedó absolutamente destruida después de la II Guerra Mundial. ¿Cómo es que un país, en menos de 50 años, logra levantarse y ponerse a la vanguardia en absolutamente todo lo que hacen? Veamos algunos datos. Alemania invierte al año más de US$93 mil millones en I+D. Invierten año a año, de forma disciplinada y sistemática en ciencia. A institutos de investigación como Max Planck y Fraunhofer-Gesellschaft se suman los esfuerzos de miles de empresas que entienden que invertir en I+D e innovación es el único camino para seguir siendo relevantes en un mundo donde la constante es el cambio y la competencia “descarnada”, donde solo los más competentes logran sobrevivir.

Alemania es la tercera mayor economía exportadora del mundo con más de 1.2 billones de euros en 2015. Sus principales exportaciones son automóviles, piezas y repuestos, aviones y helicópteros. Ni una sola piedra sale de Alemania sin valor agregado.

 La semana pasada vimos con preocupación que la cifra de desempleo llegó a un 9,4% en Santiago. Al parecer, al igual que en España, los factores externos nos están comenzando a afectar porque la “protección” de los altos precios de los commodities llegó a su fin (o, por lo menos, por un tiempo). Pero no podemos culpar sólo al resto del mundo de nuestros problemas. Sin duda no hemos hecho las cosas del todo bien. Por ejemplo, en Chile solo se invierten US$1.000 millones al año en I+D, 93 veces menos que Alemania. De esa cifra sólo 340 millones vienen del sector privado. Para tener una idea de lo que eso significa, solo Apple invierte al año US$6 mil millones en I+D. 20 veces más que todas las empresas de Chile juntas. Todos los años, por obligación, deben volver cientos de PhD chilenos becados por el programa Becas Chile en las mejores universales del mundo. Muchos de ellos no tienen espacio en empresas privadas en Chile. No los entienden, no los necesitan o los encuentran caros. Caro va a ser el precio que tendremos que pagar por no tener una matriz productiva basada en ciencia aplicada y tecnología, que más allá del gobierno de turno, de las políticas internas o de crisis económicas externas parece ser la única herramienta efectiva para mantener un crecimiento económico que le de bienestar, trabajo y progreso a todos los habitantes de nuestro país.

Originalmente publicada en el diario La Tercera el lunes 2 de mayo de 2016

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